jueves, 1 de octubre de 2009

ALAN MOORE: LA ALQUIMIA DEL PENSAMIENTO POR Mauricio Matamoros Durán


ALAN MOORE: LA ALQUIMIA DEL PENSAMIENTO


Mauricio Matamoros Durán



Consumar la lectura de una de las obras de Alan Moore, es tan satisfactorio como concretar un gran proyecto. Sus palabras, ideas e imágenes, durante el inicio, proceso y fin de la lectura, son como un auténtico acto mágico en el que vemos la transformación de un mensaje, una idea, en una realidad que palpita en nuestro cerebro.

Conforme el lector surca la lectura de la obra de Moore, se esfuerza, la doma y se apropia de ella, una idea íntegra de sentido y desarrollo parece entonces revelarse en la mente: las palabras, y lo que cada una guarda, trascienden el globo de diálogo para alcanzar un nuevo nivel al interactuar con la imagen, con lo que cada dibujo dentro de una viñeta o página está destinado a comunicar.

En lo que pocos lectores reparan, es que igualmente los dibujos trazados por el dibujante comparsa de Moore, en gran medida, han tomado el sentido y la forma final debido a las instrucciones de Moore en el guión técnico de cada episodio.

Casi podemos decir que la totalidad de la obra de Moore ha sido bendita con la traducción gráfica de grandes ilustradores de historieta; así, su mensaje es claro e impresionante.

Y es así que cuando el lector finalmente se apropia de cada lectura a la obra de Moore una especie de movimiento mágico se devela: las viñetas ya no son cuadros que estrechan y cortan una acción, sino que funcionan como eslabones de una cadena matemática que busca arrojar un resultado, una compleja ecuación que exige atención y compromiso para llegar al objetivo.

Efectivamente, consumar la lectura completa de una de las obras de Moore, es tan satisfactorio como concretar un gran proyecto. Sus palabras, ideas e imágenes, durante el inicio, proceso y fin de la lectura, son como un auténtico acto mágico en el que vemos la transformación de un mensaje, una idea, en una realidad que palpita en nuestro cerebro. Se trata de la transmutación del pensamiento.

ENFERMEDAD DEL LENGUAJE

Para Moore la Palabra es Magia, e igualmente el mismo acto de generar un pensamiento lo es.

Parece que uno de lo adagios más viejos es aplicable a Moore: el primer libro que recuerda tomó en una biblioteca cuando niño fue The Magic Island, siendo la palabra Magic la razón tras dicha decisión. Como Moore lo cuenta en una reveladora entrevista (realizada por Eddie Capmbell en su efímera publicación Egomania), los sucesos y personajes mágicos han sido su combustible y razón artística desde entonces. Comenzando con cuentos de hadas, clásicos de aventuras y fantasía, pasando a los superhéroes y de ahí a la Magia vista desde otras perspectivas en los ensayos de Aleister Crowley, John Dee o Stephen Hawking.

Infancia es destino, podemos asumir prácticamente sin chistar en este caso: los grandes Magos están predestinados, según advierten las grandes historias y revelaciones.

Y fue de esa forma que Moore, prácticamente, sin saberlo hizo camino hacia la Magia. Como lo hemos dicho, el simple entendimiento de la historieta como un recurso narrativo especial, para dislocar la percepción de la realidad y resolver incluso dilemas existenciales (como todo ejercicio artístico pleno permite a su creador y, en ocasiones, a sus espectadores), llevó a este autor a percibir de forma especial nuestra y otras realidades a través del cristal que implica dicho medio.

Impedido al estatismo mental, Moore ha encontrado que cualquier elemento mínimo de una idea es de facto un acto mágico, pues surge de la nada. Se trata prácticamente de un milagro del cuál no existe aún una forma de medir o perseguir su origen.

La Magia le ha dado el conocimiento, las herramientas para entender todo el lenguaje del tiempo y la vida, es como un alfabeto que permite ver los símbolos y los signos como “una parte de ti, ya no como un misterio. Es un lenguaje para leer el universo”, explica el autor.

El Ideaspace es un concepto propuesto por Moore y a través del cual podemos ver lo mencionado, pues éste se trata de un espacio hipotético, una realidad en la que todas las ideas, sus posibilidades y alternativas, existen juntas y en interacción, o como su propio descubridor propone de una forma más científica: “ideas virales que más o menos son contrapartes metafísicas de los genes”. En Ideaspace todas las ideas existen, como todas nuestras casas existen en el mundo: es un terreno en el que las ideas e imaginación de cada individuo habitan, pero a la par de las generadas o cuidadas por el resto de la humanidad. Se trata de un mundo en el que cohabita todo lo que puede llegar a catalizarse en nuestra dimensión.

William Burroughs y Brian Eno, tal vez se traten de los dos autores modernos más reverenciados por Moore, y en ambos intelectos la búsqueda por acceder a nuevas formas de pensamiento y creatividad, arrojan prácticamente conjuros mágicos. La técnica Cut-Up de Burroughs (cortar palabras de un texto lineal previamente concebido, para reacomodarlos con un nuevo sentido) y el set de cartas Oblique Strategies, creado por Eno y Peter Schmidt (en el que a partir de propuestas impresas en un juego de cartas, se obtienen alternativas para resolver problemas en todo tipo de situaciones), variaciones mágicas utilizadas en distintos momentos por Moore, competen dos formas por acceder al mundo inconsciente a partir de estrategias no lineales y como formas de dialogar y entender a las ideas, a las palabras.

Cada lector, entonces, tendrá reservada su opinión sobre la importancia de esto, pero pocos podrán negar que la experiencia de varias de sus lecturas han sido, podemos suponer, como el de los primeros pasos del hombre en la Luna en 1969: algo totalmente increíble, excitante e inolvidable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente... la obra de moore hay que disfrutar de principio a fin...

saludos