miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL DESTINO DEL HOMBRE Y LA MISTICA LUNAR POR SEGIO FUSTER


El siguiente trabajo es parte del programa de un seminario que dicté sobre Religiones Comparadas de Oriente y Occidente en la "Fundación Centro Psicoanalítico Argentino"(2003). Además el mismo bosquejo fue el tema central de una conferencia expuesta en la "Fundación Disciplinas Aperturas" en julio del 2004. La presentación, en general, fue adaptada en forma de artículo, la bibliografía aumentada y revisada, especialmente preparadas para ser aquí presentada.

El mismo tiene como objetivo principal, proponer una hipótesis sobre el posible origen de las diversas creencias sobre la vida después de la vida. Para ello, se propone comenzar con lo que se sabe de las primeras civilizaciones que se desarrollaron al margen de los ríos Tigris y Eufrates y su relación con los astros Luna-Sol; y mediatizado por dicha experiencia celeste, rastrear la herencia doctrinaria heredadas en las distintas cosmovisiones de los pueblos circunvecinos.





EL DESTINO DEL HOMBRE Y LA MISTICA LUNAR

Las ideas post-mortem en las cosmovisiones de Oriente y Occidente

Por Sergio Fuster



1. PROLEGOMENOS

En todas las épocas y en todos los pueblos de la tierra encontramos que el hombre ha creado distintas formas de expresarse con relación a lo sagrado. Sin embargo, existen núcleos doctrinales que se repiten permanentemente a pesar de la diversidad cultural que los separa; como ser, entre otros, las ideas de que la vida es una corriente continua ( del sánscrito sam-sára, lit. "pasar a través")que de alguna manera trasciende después de la muerte.

Este ideario, sin duda está presente en lo más profundo de la psiquis del hombre, es lo que Jung llamó el "arquetipo colectivo". A manera de ejemplo, al observar el arcano trece de las cartas del tarot, la figura de la muerte, debemos saber que la consigna está presente en las profundidades de cada ser. La aparición del esqueleto segador no siempre simboliza la muerte somática, sino que suele representar un cambio o iniciación de un estado o situación de vida a otro, sea este físico, social o psicológico. Un cambio habla de que algo acaba para dar lugar a otra nueva posibilidad i. e. oportunidad.

Las creencias de que la muerte no es un fin sino un comienzo, indudablemente se deben a variados factores en la experiencia del hombre como ser en sí mismo y como ser en el mundo y corresponden a diversas categorías de vivenciar el hecho. Nosotros en nuestra consideración vamos a abordar solo dos caras de la cuestión: por un lado, la instancia psicológica de la negación a la muerte, implícito en el espíritu de supervivencia, y por el otro, la explicación del hecho inspirado en la observación y la interrelación del hombre con los elementos y los ciclos biocósmicos.

Antes de acceder al tema propiamente dicho, quisiera que tuvieran en mente tres categorías de análisis que serán las ideas matrices de todo el resto del discurso.

En un punto, todas las religiones son verdaderas: Decimos esto en el sentido de que todas las formas de re-ligación están orientadas hacia lo divino, lo otro.

En otro ámbito de la cuestión todas las religiones son diferentes: Si bien el homo religiosus trata de llegar a lo divino, siempre el acceso es a partir de él mismo, de adentro(sujeto) hacia fuera(objeto), obviamente "condicionado" desde su cultura, sus tradiciones, su manera de entender el mundo, su lengua, sus textos.

No se conoce la religión original: Toda religión nace de otra anterior y esta, a su vez de otra anterior a ella, etc. Por ejemplo, el cristianismo es antecedido por el judaísmo; este a su vez por el yavismo, y este a su vez por la religión cananea, y así hasta diluirse en la oscuridad del pasado. Lo que ocurre es que cuando una religión se desprende de otra (fenómeno sincrético), esta luego se nuclea, se separa y crea una identidad propia. Es allí cuando forma, en el seno de una cultura bien diferenciada, mitos que narran que ellos son los originales, los primeros creados por los Dioses, para legitimarse. Esto no debe preocuparnos ni afectar nuestra confianza en la fe que hemos elegido, es un fenómeno común a todos los pueblos de la tierra y una manera natural y espontánea que tiene el hombre de vivir lo sagrado.



2. LAS FORMAS DE COMPRENDER EL MUNDO EN EL ANTIGUO ORIENTE

Como primera aproximación, antes de hablar del simbolismo selenico y el destino humano, es prioritario ubicarnos en el tiempo y en el espacio. Vamos a viajar al Antiguo Oriente Próximo(en la constelación de Mesopotamia, Palestina, Anatolia, Egipto, incluido Meseta irania hasta el Punjab) aproximadamente entre el cuarto y tercer milenio antes de la era cristiana, a los orígenes de la cultura histórica, donde encontramos los primeros signos de paleo-escritura (glíptica, jeroglífica, cuneiforme).

Los pueblos sedentarios, es decir, los primeros estados, no entendían otra organización del mundo que no fuese la monarquía. Solo los salvajes podían vivir sin una figura real, en tribus o anfictionías.

Nosotros en nuestra época actual tenemos bien diferenciados los sistemas psicológicos, sociales, políticos y religiosos. Los antiguos, en cambio, tenían estos sistemas mucho más integrados y los consideraban como parte de un todo homogéneo.

Sagrado

Dios/Dioses

Naturaleza

Rey

Hombre

De hecho, los principales motivos míticos (mitologemas) de todos los pueblos nos cuentan la secuencia de la organización del mundo, mas o menos en este orden de cosas. Cómo a partir de un caos primigenio o de una totalidad óntica(ex deo ya que la creación ex nihilo hasta donde exploramos no era concebida) emergen los Dioses (teogonías, por lo general en una multitud de figuras)y estos forman el cosmos (cosmogonía), instauran la monarquía y crean al hombre(antropogonía). En otras palabras, el antiguo concebía la creación en lenguaje apofático, es decir, en negativo, a partir del no ser - de lo que no había- eclosionando hacia el ser -lo que llega a existir-, como un paso consecuente de lo oscuro del inconsciente a la iluminación de la consciencia.

Veamos un ejemplo. En el poema babilonico de Enuma elis, en la tableta I(líneas 1 al 3), lee así:

Cuando en lo alto el cielo no había sido nombrado(No tener nombre, equivalía a no existir o no tener función, luego volveremos sobre esta idea),

en lo bajo la tierra no tenía nombre,

el primordial Apsú (las aguas preexistentes) del que nacerían los Dioses.

Entre los Dioses que fueron surgiendo, encontramos a Marduk, quien vence a las aguas caóticas, simbolizadas con Tiamat (Hb. Thw), y después de matar y trozar al monstruo, forma los fundamentos del cielo y de la tierra. El relato en la tableta IV, líneas 135 a 138 sigue así:

El "Señor"(lit. ellis) pisó las piernas de Tiamat,

Con la implacable maza aplastó su cráneo.

Cuando las arterias de su sangre hubo abierto,

El viento del Norte la llevó a parajes no revelados(...).

Entonces el "Señor" se detuvo a contemplar su cadáver,

A fin de desmembrar al monstruo y hacer obras hábiles.

La dividió en dos partes como a un marisco:

La mitad erigió y techo el firmamento...

Es interesante notar que antes de fundar el cosmos, en la línea 27 y 28 de la misma tablilla se lee:

Cuando los Dioses, sus engendradores, vieron el fruto de su palabra,

Gozosamente rindieron homenaje: ¡Marduk es Rey!

Le configuraron cetro, trono y vestidura (real)...

Es muy posible que el nombre "Marduk" corresponda a la nueva función kiriarkal del Dios. Su investidura esta atestiguada por otros epítetos semíticos homólogos como "Merodak", o "Malcam", divinidad ammonita ( melek, rey, en este caso con el sufijo "m"; en paleohebreo "n" final, igual que en aramaico masoretico, es posesivo, lit "su rey"), M(o)lek, de la raíz reinar(acción) con la declinación en el sentido de rey vergonzoso, propio de la propaganda profética testamentaria (melek + bó-scheth, lit. aborrecer su reinado).

Finalmente el poema continúa con la antropogonía o creación del hombre. En la tableta VI línea 5 y 6 dice Marduk, el rey:

Amontonaré sangre y crearé huesos;

Estableceré un ser humano; "hombre" (del heb. adama) se llamará.

Lo que queremos ilustrar es la instauración del sistema religioso-político-social del hombre arcaico, y esto visto como un aparato cosmovisional inseparable, indivisible, cuya estructura escalonamos en el esquema supracitado. Palabras más, palabras menos, esta configuración la encontramos en casi todos los mitos de creación del Antiguo Oriente Próximo.

El antiguo veía estos elementos como una compleja red engarzada divinamente, estable y eterna como parte de un "todo".

La experiencia religiosa particular consiste en creer que el asunto va desde arriba hacia abajo, es decir, los Dioses (lo totalizador)nos crean a nosotros(lo fragmentario). Sin embargo, desde el punto de vista fenomenologíco, comprendemos que la re-ligación, en realidad ocurre dentro de un itinerario inverso, es decir, desde abajo hacia arriba, desde las profundidades del hombre hacia la totalidad de Dios.

Para entender esta idea más cabalmente debemos comprender como es el "sitio" psíquico que funciona como disparador de la experiencia de Dios; es decir, bucear en la realidad humana. ¿Cómo es esta realidad?



3 LA INTEGRACION DE LO SAGRADO Y LO PROFANO

3. 1 El hombre y la experiencia del mundo fenomenico

El hombre, al observar su mundo, comienza a ver que algo no cierra bien: él "en sí mismo". Nota en primer lugar lo obvio: que los Dioses son inmortales. Si bien sabemos que en algunos motivos míticos las divinidades pueden morir, como Tamuz, Ba'al, Osiris o Purusha, estas de alguna manera suelen regresan al mundo de los vivos, o por lo menos no quedan en estado inanimado para siempre.

Con la naturaleza ocurre lo mismo. Aunque la vegetación parece morir en invierno, siempre florece en primavera. Por otra parte, la alteridad animal hace que vuelven a la vida seres de características inmutables o estáticas, lo que explica la práctica de la zoolatría. Algunos animales como el escarabajo pelotero o el oso guardan esta relación. El primero parece resurgir del estiércol, el segundo parece que revive de un estado de animación suspendida, como muerto(hibernación), para activarse en época cálida.

Ahora bien, encontramos otros elementos de la naturaleza que están inmóviles, como las montañas o la cúpula celeste, remisores a las divinidades uránicas e inmortales por excelencia. Muchas de estas entidades fueron mediatizadas con la figura de An(u) en Mesopotamia, Il(u) en Ugarit, Nut (ib-pt) en Egipto e Isvara en la religión india.

Existe otro elemento que no muere, pero que carece de estaticidad: el Mar. Este es personificado en divinidades caóticas, oscuras y del mal. Como Tiamat, Yammu (heb. yam; yamm(u) en ugaritico, lit. mar), Apofis (las aguas precreacionales del Nun vistas como serpiente)y pitabdhi (del sánscrito lit. tragador de océano).

Por otra parte, la monarquía es eterna. Si un rey ( ensi, lit. gobernante -de la ciudad y lugarteniente del Dios local-) moría, era integrado al panteón de las divinidades tutelares, como sucedía en los períodos dinásticos en Sumer durante la dinastía Ur III, y era sucedido por su hijo. Este esquema estaba más definido entre los egipcios que entre los mesopotamicos, donde el Rey (eg. pr. '3; N(y)-swt-bïty)mismo era un Dios(nchr. w), Horus encarnado. A su muerte su doble (kA) estaba en su momia (saHw) y su ba (bAw)vivía en duplicado con Osiris hasta su integración a las estrellas fijas.

No obstante, la experiencia del hombre y su destino parecía ser distinta, no totalizada con las estructuras antedichas. La experiencia existencial del hombre se ha resumido desde siempre en estas cuatro etapas de su vida.



Nacimiento Adultez Vejez Muerte

Como lo reconoció Dante, cuatro períodos de actividad y uno de inactividad(El Convivio). La etapa del nacimiento, el despertar a la vida lumínica es revivida en los cumpleaños. Estas celebraciones, que nosotros consideramos como cotidianas y sociales, provienen de costumbres religiosas muy antiguas. En Babilonia ya se recordaba el día del nacimiento de Nama Sin, la Luna, también de Tamuz(el lamentado) renacido en el leño y en Egipto en nacimiento del niño Horus.

La Adutez, generalmente es asociada con los ritos de iniciación sexual, al matrimonio, a la elección de pareja. De hecho, en esta etapa, el hombre se encuentra en una instancia de suma solidaridad con la divinidad, ya que la primera es creadora mientras que el segundo es pro-creador. Entre los indios ndembu, del Africa interior, el rito de iniciación sexual esta relacionado con la adultez en la que neófito es instruido en las técnicas de caza. En la India, esta etapa de la vida es vista como el amor de Siva y revivido en su avatar, Krishna. En el svádhistána del yoga cundalini, el sexo es simbolizado con él mandala de la Luna llena. Esto explicaría la importancia hierofanica que le daban los cultos antiguos a los ritos de la fertilidad.

La vejez y la decrepitud, si bien en nuestra sociedad moderna esta subestimada, no era así en las culturas de la antigüedad. Entre los semitas "las canas" eran símbolo de honra ya que los "ancianos" cumplían función de jueces(Lev. 19:32; Corán XII, José). Entre los egipcios, tenemos el ejemplo de las "Máximas de Ptahhotep"(papiro Prisse, data de la dinastía XII, Biblioteca de París), donde la ancianidad hace que decaiga la fuerza física pero brille el buen consejo. Tanto en la tradición india como en la búdica, se pone de manifiesto la importancia de la vejez, asociado con la madurez espiritual y el retiro hacia la meditación y a la mendicancia en el bosque(aranyakas).

Mientras que la re-ligación del hombre con lo divino es vertical, es decir, según el esquema propuesto, de abajo hacia arriba, él vive su existencia en secuencia horizontal, desde que nace hasta que muere. Este desnivel, genera una tensión entre lo que el entorno le sugiere (lo totalizador) y lo que es(lo fragmentario). Pasemos ahora a la raíz psíquica de la cuestión.

3.2 El hombre y la experiencia interior

Detengámonos un poco en este punto. Podríamos decir, que en nuestra propia experiencia podemos percibir diversos planos de realidad. Por ejemplo, si salimos a la calle, vamos a observar elementos de ordenes diferentes. Contemplamos las casas, los monumentos, las veredas, el asfalto, etc. Todos estos rudimentos, fueron hechos por alguien, aunque no sepamos exactamente quien fue. Por tanto, percibimos el primero de los planos: el artificial.

Ahora bien, en la calle también nos encontramos con elementos de otro orden: las personas, los árboles, los animales, el cielo, etc. Este es el plano natural. Ante la lógica pregunta de cómo es que llegaron aquí, es posible que estos elementos de orden natural nos hablen de un tercer plano de realidad: el sobrenatural.

El orden sagrado deriva de un sentimiento que no puede explicarse, pero se percibe que esta alli, es inobjetivable, esta más allá de su captación, no puede hacerse parte de un discurso(logoi).

Concluimos entonces que el hombre percibe el orden sobrenatural por oposición.

El plano humano-profano, es temporal, espacial, material, por lo tanto, sujeto a la destrucción, a la nada, al fin, a la muerte, a lo desconocido, al misterio y a la frustración de no poder develarlo.

El hombre tiene necesidades de diversos ordenes que debe satisfacer. Necesidades Psíquicas, como el amor, la familia, la sexualidad, la amistad, etc. Necesidades físicas, como el alimento, el abrigo, la vivienda, etc. Necesidades expresivas, canalizables a través del arte, la religión o los proyectos intelectuales. Y finalmente necesidades existenciales. El ser humano tiene aprieto de encontrar respuesta a ciertas cuestiones fundamentales: por ejemplo ¿Cuál es nuestra naturaleza? ¿Qué propósito tiene nuestra vida? ¿Es la muerte el fin de todo?.

No por nada Gauguin nombró su obra pictórica D'ou venons-nous? Que sommes-nous? Oú allons-nous? (¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?).





El artista plasmó sobre el lienzo, las cuatro etapas de la vida del hombre, desde que nace, encuentra pareja y finalmente se diluye en una gruta oscura y misteriosa. Esta secuencia es parecida al mito bíblico de Adán y Eva donde no deja de estar presente el pecado original. En el motivo dominante, el destino del hombre esta contrapuesto con la inmutabilidad de la vegetación y la alteridad animal. Paul Gauguin no halló sentido a la existencia y trato de encontrar el paraíso terrenal. Solo nacer para sufrir, sufrir para morir, morir para ser olvidados.

Convenimos en que el hombre transita por la vida en busca de llenar sus expectativas y satisfacer sus necesidades, pero la parcialidad de su cubrimiento lo hace sentirse "no pleno", como un proyecto en sí mismo sin acabar. Es el único ser que no sabe con precisión la razón de su existencia; pero paradójicamente es también el único que es capaz de formular tal estéril planteo. Si, el plano humano-profano es finito y frustrante. Necesita imperiosamente que lo rescaten.

El hombre trata de buscar algo o a alguien en el más allá. Esta búsqueda a sido definida como su dimensión espiritual. De ahí se desprende que todos los pueblos de la tierra y en todos los tiempos hayan tenido un concepto de Dios. Por lo tanto, tratar de tener un contacto o comunicación con el plano sagrado es una necesidad básica.

En conclusión, determinamos dos cosas. Primero que la búsqueda de lo sagrado es una experiencia totalmente humana, y lo mediatiza por ciertas actitudes. Y en segundo lugar, no existe experiencia religiosa sin la esperanza de salvación-iluminación.

Todo lo que en el plano humano no encuentra, el hombre trata de proyectarlo en el otro nivel de realidad, en lo trascendente, en el plano sagrado, solo allí esta su salvación. Vale decir, que él se totaliza en lo sagrado ante la fragmentación del nivel profano.



3. 3 El hombre y la experiencia de lo sagrado

Vamos a describir lo sagrado como un ámbito. Un orden de realidad en la que el hombre religioso inscribe todos los elementos de dicha experiencia. Es decir, hablamos de todas sus manifestaciones que encierran por un lado, sus sentimientos y actitudes como hechos subjetivos; y por el otro, objetos, símbolos, instituciones, etc., como hechos objetivos. Lo sagrado no a la categoría de una realidad determinada, por ello, no es definible ni en términos subjetivos ni objetivos, es inobjetivable. Se comprende "como una relación entre un sujeto y un término"(Croatto, 1994).

¿Cómo se accede a lo sagrado? En primer lugar el hombre necesita un medio (médium) u objeto que sea significativo y expresivo (manifestación objetiva). Este objeto o médium es por naturaleza profano, pertenece a su realidad mundana. Por lo tanto, para que el objeto sea un vehículo adecuado y abra una puerta, el homo religiosus debe sacralizarlo, es decir, darle carácter sacro.

Este tercer componente, comprende al objeto o símbolo que sirve de mediación objetiva. No cualquier objeto de la realidad profana sirve, este debe ser seleccionado convenientemente como medio. Su forma y cualidades acusan una participación con determinado símbolo y ese objeto es ideal.

En el instante de una vivencia religiosa, el objeto llega a ser sagrado. Acaece sobre el una transformación subjetiva (intencional), que se proyecta sobre el medio sin alterar su constitución física. En dicho momento, el objeto se satura de ser, participa en un símbolo, conmemora un acto mítico y es "empujado hacia arriba" por un ritual. En dicho ambiente, el objeto se impregna de valor, es lo que el hombre no es, y llega hasta donde el no puede. Allí, el objeto pertenece a las dos realidades y traza una línea de unión inversa entre los dos planos, es una paradójica coincidencia sagrado-profano. Como diría Mircea Eliade "ocurre una ruptura de nivel ontológico"(Eliade, Pag. 9-55).

Los actos humanos están orientados hacia esa máxima realidad, que se manifiesta como un misterio. Para él, lo sagrado es una realidad vedada a su entendimiento y a su explicación. Las características de este misterio son singulares. No es como los enigmas a los que se enfrente en su experiencia existencial, es completamente de otro orden. Es decir, no es como los interrogantes de la ciencia o de la historia, en estos existen implícitamente la esperanza, de que algún día, encontrará algo que lo devele. En cambio, el misterio de lo sagrado, nunca lo podrá develar, por la sencilla razón que no puede explicarlo ni pensarlo en términos objetivos ni subjetivos, ya que es inobjetivable.

El hombre no tiene capacidad de captarlo, él debe esperar que el misterio se manifieste solo, que tome la iniciativa en mostrarse. Para el homo religiosus ya lo hizo, en el pasado, al crear esa naturaleza que lo remite a la idea de lo sobrenatural. El misterio se mostró en el tiempo antiguo, en el illus tempus, en el origen ¿dónde esta narrado? En el mito. Por lo tanto, la segunda vía de captación después de la simbólica es la es "metalógica".

Sin embargo, el hombre requiere también que el misterio se manifieste hoy, ahora, en este instante. Para ello necesita traer el tiempo mítico al presente. El rito es la otra forma de la dialéctica religiosa que sirve para hacer que la divinidad se muestre "ahora"(mágicamente)en este elemento gestual.

Por lo tanto, el símbolo, el mito y el rito son como peldaños de esta escalinata hacia el cielo, como el camino del héroe, que el hombre necesita acceder a partir de lo que él no es para llegar a ser.

Lo sagrado, es experimentado en términos de sentimiento en forma ambivalente. R. Otto, entre otras cosas, ha hecho un aporte esclarecedor en términos de las ciencias de la religión. Ha explorado la vivencia humana en cuanto reacción ante la aparición del misterio. Ha mostrado que la manifestación de lo "totalmente otro" es sentida con éxtasis, horror, espantos demoníacos y feroces, lo que llamó el Mysterium tremendum. No obstante, es un terror diferente al miedo ante el asecho de un ladrón o un asesino. Ese temor nos aleja, nos invita a la huida, en cambio, el terror al misterio nos atrae inexorablemente hacia él. Es un terror piadoso. Es el sentimiento respetuosamente contemplativo ante él, es el Mysterium fascinans.

Esta instancia de la experiencia de lo numinoso es general en todas las culturas, porque es común e inherente al hombre mismo. Sin embargo, ha presentado "máscaras" culturales propias de cada etnia. Entre los habitantes del norte de América a lo sagrado se lo conoce como el Orenda. Entre los australianos como el mana y el tabú, que es relacionado nada menos que Brahman hindú, el Nirvana búdico, el Tao chino, el Numen latino, él Me babilonico o el Ma'at egipcio. Ese ámbito impersonal de realidad que lo contiene todo, que lo es todo, pero nadie puede explicarlo.

El lenguaje místico, ha hablado del misterio en negativo; y como es propio de su sistema expresivo ha versado mucho acerca de lo que no es.

Veamos a modo de ejemplo las palabras de Kena-Upanisád:

(Brahman)es el oído de oído,

la mente de la mente,

la voz de la voz.

Y también el aliento del aliento,

Y la vista de la vista. (...)

Ahí no llega la vista,

No llega la palabra ni la mente.

No sabemos, no comprendemos

Cómo alguien podría enseñarlo.

Es diferente de todo lo conocido

Y también de lo desconocido

-así hemos oído decir a los antiguos

que nos lo explicaron.



3. 4 Aplicaciones y correspondencias de la totalidad de la experiencia humana proyectada al plano celeste

Cuando pensamos en la re-ligación que opera en el interior del ser y lo orienta hacia lo sagrado, recordamos que bien aplican las palabras de Kierkegaard que el humano "es una síntesis de lo infinito, de lo eterno". Sin embargo, el mismo autor reconoció al observar el destino del hombre(Nacimiento, adultez, vejez y finalmente muerte) que también es una síntesis "de lo finito, de lo temporal".

Desde tiempos proto-históricos el ser humano ha reconocido esta inevitable realidad. El sitio arqueológico que mejor documenta estas nociones existenciales es Katal Hulluk en Anatolia que data del período prehitita(8000-5500). Allí se han exhumado figurillas femeninas de arcilla con los órganos reproductores exagerados. Estas representaciones eran comunes en épocas neolíticas y calcolíticas, desde Mesopotamia hasta la cuenca del Mediterráneo, y en un radio más extenso pueden encontrarse desde Europa hasta Siberia.

Lo curioso del sitio Katal Hulluk, es que se han desenterrado estas Diosas madres en grupos de a tres(triadas primordiales). En el Nivel VII (hacia c. 6150 a. C) encontramos un estatuario trino donde la misma Diosa aparece en tres etapas vitales distintas: en un motivo aparece la niña, en otra secuencia la misma Diosa es una adulta pariendo un hijo(genetrix et mater), como símbolo de la fecundación, en la otra a una anciana. El mismo motivo se encuentra en los estatuarios de bulto exento donde en esta ocasión aparece la triada de la divinidad masculina: el joven niño(et ninus Tajes), el joven itifálico, y el Tajes anciano asociado con el Dios del tiempo. Evidentemente la imagen de la muerte esta en sentido tácito, es decir, no esta representada iconográficamente.

En el Nivel VI hallamos los característicos cuernos de toro, hermosamente incrustadas en las paredes de lo que parecía ser el santuario con el clásico fogón central típico de los templos indoeuropeos. Los cuernos y las Diosas de la fecundidad fueron símbolos asociados con la conciencia Lunar y a los diversos pasos de su transformación.

Si vamos a Laussel, allí nos encontramos con una matrona muy sugestiva.



La figura representa a una mujer con la mano derecha levantada portando un cuerno de bisonte, y con la mano izquierda se está tocando el pubis. El cuerno, es sin duda un símbolo de la media Luna, la interpretación esta apoyada en las trece rayas verticales que pintan el cuerno, representando los trece meses lunares (el paso de la temporalidad), y la mano sobre el pubis simboliza la solidaridad de los ciclos selenicos con los períodos menstruales. La Luna y la vida, como transito temporal es una síntesis simbólica por excelencia. De hecho, la Luna es un astro que comparte los ciclos y los devenires de la vida humana. La Luna al igual que el hombre padece el paso de la temporalidad destructiva.



Nacimiento Adultez Vejez Muerte

Cuarto creciente Luna llena Cuarto menguante Luna nueva

Diversas divinidades, tanto de oriente como de occidente, comparten una plástica homóloga tripartita. Por ejemplo la Diosa griega lunar Hécate, en su aspecto de guardiana de las tinieblas y maestra de las brujas, es representada en forma tricéfala.



La primera de las caras es la imagen de la Diosa joven, en la cara central, la Diosa adulta lleva una antorcha iluminando su rostro, lo que los hace acordar al plenilunio, la siguiente cara es la anciana camino a la oscuridad y la cara de la muerte esta sugerida. Para Plutarco el hombre poseía un principio tripartito(De Facie in orbe lune), pues estaba compuesto de un cuerpo(soma), un alma (psyché) y razón (nous), idea que era compartida en algunos diálogos de Patón(República IV, 434-441; X, 611-612; Timeo 69; 72).

En Elam la Diosa Anahita, conocida como la inmaculada Nahunte en un aspecto andrógino, tiene tres cabezas saliendo de un único cuerpo y con sus manos se aprieta los senos, de su cuello sale un joven y del lado opuesto un viejo. En el valle del Hindo, se halló un sello esteatita(c. 3000-2750 a. C.), donde vemos una enigmática figura de un hombre cornudo -Dios Toro- (símbolo lunar) itifálico(linga erecto), con tres rostros, que bien pueden representar este ideario. Algunos lo han querido ver como un protosiva, pero esto es especulativo. Lo curioso que la figura esta aparentemente en posición yógica o tal vez "en posición fetal". La relación de este símbolo con los motivos babilonios es muy sugestiva, ya que el hombre esta sentado en pugna con leones, lo que nos recuerda al mito de Gilgamés, o también a la Diosa Durga enfrentada al búfalo-demonio.





4. EL REGRESO DE LA LUNA Y LAS DISTINTAS COSMOVISIONES

La Luna parece morir. Durante tres noches el cielo esta sin ella, pero al cuarto período nocturno se asoma, reaparece. Los antiguos pensaban que la luminosidad era una entidad separa de los cuerpos celestes, y como tal era una sustancia inmortal(el israq iranio). La experiencia lumínica pudo suscitar interrogantes en la filosofía arcaica, debido a que la luz es inalterable y regresa invariablemente. Pues bien, en el ciclo lunar, ¿retorna la misma Luna, es decir, en el mismo cuerpo celeste o regresa la misma luz en otra esfera?.

Expresemos el ciclo lunar tal cual lo expresan los tratados alquímicos, en forma circular.





Ya que la Luna padece del mismo destino que el hombre, nace, crece, envejece y finalmente desaparece en el misterio de las tinieblas ¿Será que para los Dioses el circuito lunar es superior al hombre? De no ser así ¿Es posible que él, como el cuerpo de la Luna, retorne de la muerte?. Job refleja el pensamiento antiguo y parece comprender la cuestión a profundidad. Veamos:

Un árbol tiene esperanza:

Aún talado, vuelve a retoñar,

Sus renuevos brotan sin parar.

Aún viejas sus raíces enterradas,

Con un tronco que agoniza en el polvo,

al contacto con el agua reverdece

Y echa ramas como planta joven.

Pero el hombre muere y queda inerte,

Cuándo expira el mortal, ¿Dónde está?(...)

¿Puede el hombre muerto revivir?

(Job 14: 7-9, 14 BJ)



Ante lo expuesto, proponemos que la experiencia fotofánica refractada en los cambios selénicos, bien pudo dar origen a las ideas primas que luego desencadenarían en las diversas cosmovisiones, tanto de Oriente como de Occidente, acerca de los diferentes destinos del difunto; ya sea la creencia en una reanimación del mismo cuerpo, o la trascendencia de "algo" invisible que se traslada en diferentes cuerpos que han de nacer consecuentemente, o en su defecto, vivir en otro mundo paralelo como almas invisibles.

El problema existencial y metafísico acerca de la manera en que regresa el hombre luego de su extinción física, a sido objeto de intensa especulación. Los enterratorios antiguos han evidenciado que ya en aquellos tiempos el ser humano mostraba honda preocupación por este tema. Como disponían de los restos del difunto ha arrojado luz sobre sus doctrinas post-mortem, es decir, si creían en la resurrección(posición fetal o sedante), la transmigración (cremación)o la inmortalidad del hálito vital(momificación).



4. 1Las ideas resurreccionistas

Ya me he ocupado en un trabajo anterior de las creencias pos-morten que llevan a la doctrina en la "reanimación" del mismo cuerpo(S. Fuster, 2003). La idea de que "algo" deja al hombre cuando muere es un ideario común. Quizá lo que distinga a las diversas doctrinas sea la materialidad de lo que se va.

Cuando el antiguo estaba ante un hombre o ante un animal herido, bien pudo observar que el escape de un fluido rojo, la sangre, lo abandonaba. Cuanto más fluido (plasma) perdía más se debilitaba hasta entrar en la inmovilidad total. Ahora bien, el razonamiento es que si se devuelve lo perdido(entregar sangre) se puede revertir el proceso y regresar a la vida al difunto. Lo antedicho esta en armonía con lo que se sabe del simbolismo de la sangre en las religiones antiguas y de los sacrificios cruentos.

Se han hallado osarios en los que el cuerpo esquelético esta pintado de almagre, una especie de oxido tomado del suelo de color rojizo. En este acto ritual la idea de la reintegración sanguínea está presente.

Si el muerto puede volver a vivir en el mismo cuerpo su conservación es un requisito sine qua non. En este caso, el difunto se halla como en La Luna, en un lugar de oscuridad, la casa del polvo, o el sheol, un sitio larvario sin distinción moral, a la espera de ser devueltos a la vida, "a la luz del día".

Las ideas de que los muertos van a descansar a la Luna esta presente tanto en las tradiciones védicas como en las órficas y las pitagóricas. Esta era vista como un lugar donde se formaban los organismos, pero también se descomponían. Plutarco pensaba que el hombre tenía distintas muertes(ibídem). Una de ellas tenía lugar en la Luna donde mora Perséfone. Explicaba que cuando la psyché se separa del nous es reabsorbido por la Luna.



4.2 La transmigración da las almas

La reencarnación, como comúnmente se conocen las creencias post-mortem indias, sin duda tiene larga data. En el período védico esta doctrina se puede leer entre líneas, pero al parecer estuvo presente desde tiempos anteriores de la penetración aria(c hacia el 1500 a. C.). Recién para la época conocida como Hinduista propiamente dicha(c. 500 a. C. hasta el presente), se lee con mas claridad. Y finalmente tiene su máximo eco especulativo en las ideas de los canastos búdicos. Por ello al exponer nuestra breve explicación nos valdremos de la concepción que se desarrolló en el período budista.

La idea que el difunto espera en la Luna paciente el regreso en "otro cuerpo" se observa en los textos de los Upanisad(Kaushitaki Upanisad, I: 1-6). Estos nos cuentan la leyenda del joven Nichiketas, que al parecer fue sacrificado por su padre, un Brahmán(casta sacerdotal). Al llegar a la morada de Yama, el primer muerto, luego de reintegrarse al círculo lunar, no halló a la entidad en su puesto. Tras tres días de espera(oscuridad lunar) finalmente asoma Yama(nacimiento de la Luna). Ante tal ofensa la muerte le ofrece concederle lo que quiera en compensación. Nicheketas solo quiso saber un secreto ¿Qué sucede con el alma después de la muerte? "El Gran tránsito", como se conoce. Yama aunque trato de eludir la respuesta a la comprometida pregunta finalmente le revela que "el alma no muere, porque nunca nació". El Atman a diferencia del cuerpo, no fenece, transmigra de yo en yo, es decir de cuerpo físico en cuerpo físico, hasta lograr alcanzar una evolución de conciencia. Según el Shvetashvataropanishat, los cuerpos son como vestiduras que se renuevan( I, 9).

De hecho, nuestra Atman(Atta en palí) no es personal, sino que es el reflejo del gran Atman de Brahman, la reunión de nuestro cuerpo(Jiva) con el Atman del Ser Supremo conforma el Jivatman.

Cuando el No Yo o Ser inmanifestado (Nirguna Brahman) se manifiesta(Saguna Brahman)en él Yo (Isvara, cuyo eco evoca la filosofía Sankhya), esta corriente vital es el maya o Epifanía ilusoria(avidyá). Al crear los Jiva o cuerpos estos se ilusionan que son seres individuales, pero en realidad son parte del Supremo. Esta es la nesciencia de la que hay que despojarse.

Vamos a explicarlo de manera más sencilla. Si en un día despejado, durante el mediodía a campo abierto, colocamos cinco, diez o quince cubos repletos de agua, vamos a ver que en cada uno de ellos hay reflejado en el agua la imagen del Sol. Pero en realidad esa imagen es una ilusión. Solo es el reflejo del "verdadero Sol". Algo así es el reflejo del Atman de Brahman sobre nuestro interior.

Esta corriente de idas y venidas (vidya-avidya) del Atman, se conoce como el samsara, donde el viajero debe alcanzar la evolución espiritual hasta reintegrarse al Atman del universo, el Uno absoluto. El itinerario del viaje esta regido por la ley karmica, el principio de causa y efecto, que marcara nuestra línea de evolución de conciencia.



4. 3La inmortalidad del doble sutil en el Antiguo Egipto

En Egipto el culto a la Luna sin duda tuvo mucha importancia en tiempos predinásticos. Este astro noctámbulo era visto como una enorme esfera luminosa que se hundía en el océano celeste, y también como uno de los ojos heridos (ojo izquierdo uedyat)del gran Dios halcón, asociada con los ritmos de la vida y la sabiduría que con ello conlleva.

Thot era el Dios lunar representado en ocasiones como un pájaro de pico curvo(eg. ich lit. Luna, con el determinativo de la divinidad forma yeah, Dios luna Toht; del acadio trj, lit. íbice, homólogo a tarej hebreo). Existen evidencias que las concepciones funerarias antiguas asimilaban el destino humano al circuito lunar.

Pero en los Textos de la Pirámides (dinastía V c. 2375-2345 a. C.) el Sol ya empieza a adquirir supremacía sobre la Luna. Esto sin duda contribuyo a que las ideas post-mortem desarrollaran diferencias significativas.

El Sol a diferencia de la Luna siempre está igual, no parece morir de la misma manera que el astro menor, sino al ocultarse al atardecer( ta-netjer) transmite la idea de vivir como en otro estado de animación. De hecho se pensaba que el astro rey circulaba por un transito inferior del mundo, para renacer por las mañanas en otra entidad renovada, vencedora, el solis invicti, el que a la séptima hora destruye a Apofis en el Dat(duat), en la caverna.

Cada hora diurna y nocturna tenía su correlato existencial en las figuras de las distintas divinidades, pero todas ellas simbolizaban un único fenómeno natural: el transito solar. La diferencia contrastante entre la tarde y la mañana era el mismo que remitía a la idea de la vida y de la muerte. El himno a Atón 3-6 dice hablando del Sol:

Cuando te ocultas en el horizonte, la tierra se sume en la oscuridad, como si le llegara la muerte... (pero) cuando irrumpe el día, porque surges en el horizonte... se despiertan y se levantan todos... y viven porque tú has salido para ellos"

Según los mismos Textos de las Pirámides, los egipcios pensaban que la tierra era una plancha plana levantada en los bordes, Geb. Sobre ella existía en levitación una plancha símil (Gardiner n-1), representando el cielo, Nut. Dividida por el espacio intermedio, Shu. Debajo de la tierra están presentes las aguas precreacionales del Nun.

Para ellos, el Sol, poseía las mismas envolturas que el cuerpo del hombre. Tenía en primer lugar un kAw o energía aúrica, manifestada en la luz que irradia. Se pensaba que navegaba por estos espacios, sobre una barca, en un itinerario elíptico. Al mediodía era Atum con su jat (cuerpo) en el máximo esplendor, al atardecer era visto como Khepri, el escarabajo. Por las noches el Sol no moría a la manera de la Luna, sino que ocurría una suerte de disolución de su círculo en el Nun, su esfera permanecía en duplicado, como Osiris, su bA.w, o su "alma" (esta traducción no es la más exacta) seguían por los senderos de las tinieblas de abajo para renacer en otro cuerpo ennoblecido, el Sahu de Ra.

Esto no es una reencarnación al estilo indio, sino que contribuye a un nuevo nacimiento en otra forma ennoblecida(sahu con el trilítero anj como determinativo), pero el duplicado sigue existiendo en forma de bA.w. Osiris no resucita como tal, sino que a la vez que sigue existiendo en duplicado, es repuesto por Horus su hijo y ambos pueden coexistir en universos paralelos.

Por lo tanto, para los egipcios, la vida después de la muerte era mediada por la sensación de una serie de situaciones superpuestas, o si se nos permite, de universos paralelos. Es decir, el difunto, en primer lugar, estaba presente y conservado en su mansión (tumba o mansión del doble), lugar para su adoración y residencia eterna del ka. Pero a su vez, su bA.w podía viajar entre los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, como tal navegaba junto a Osiris por debajo del mundo hacia el tribunal de las almas, sujeto a decisión final para ver si era digno de vivir entre las lumbreras celestes.



5. REFLEXIONES FINALES

Lo que podemos bien concluir, acerca de las creencias de que "algo activo" continua después de la muerte -o por lo menos no es el fin de todo-, es que esta doctrina está presente en todas las formas de acercamiento a lo sagrado, con la carga cultural que le es propia a cada cosmovisión. Pero no podemos pasar por alto, que las distintas explicaciones y esperanzas le permiten al hombre hacer mas soportable su inexorable destino. Estas le ofrecen serias razones para desarrollar conductas éticas que le den acceso la tan desea comunicación y solidaridad con el otro(su prójimo- lit. próximo); que es requisito indispensable para estar en buena relación con el Dios que cada uno ha elegido servir.

El tener conciencia que la evolución del espíritu no cesa con la detención de la animación corpórea, sino que esta trasciende y permanece, es realmente un aliciente y una formidable razón para ser en sí mismo una persona moralmente formada.

"¿Cuál será su suerte cuando los reunamos ante nosotros el día del juicio? Cada uno, en ese día del que no se puede dudar, recibirá el precio de sus obras. Ninguno recibirá ni en el bien ni en el mal, más o menos de lo que merezca. "( Corán III, 24).

"Por dedicarse (...)a prestar servicio devocional al Señor, grandes sabios o devotos se liberan(...). De esta manera quedan libres del ciclo del nacimiento y la muerte, y alcanzan el estado que se encuentra más allá de todos los sufrimientos (al ir de vuelta a Dios)". ( El Bhagavad-Gítá II, 51)

Ya sea como en el Egipto antiguo, el pretender poseer una pureza de corazón tal que sea solidaria con el ma'at para que en el tribunal de las almas presidida por Osiris se considere al difunto digno de habitar la esfera celeste fija; ya sea que formemos hoy un buen karma para el mañana (Karma Vartamana)y nos unamos finalmente con Brahman; ya sea que resucitemos en un mundo renovado donde el mal ya no exista y las fuerzas de Satán o de Ariman sean derrotadas, todos los credos provenientes de la sabiduría arcaica supieron definir lo viseral de la cuestión.

Entre los tesoros que podamos esperar poseer sobre este mundo el congregador bíblico supo hacer una sabia elección: "Mejor es un buen nombre que el buen aceite, y el día de la muerte que el día en que uno nace"(Eclesiastes 7: 1). En el pensamiento semita, el día del nacimiento no es posible determinar que clase de individuo ha llegado al mundo, sin embargo el día de la muerte es un momento de reflexión y recogimiento. Quien se fue ha dejado algo escrito en el libro de su vida. Es un bien deseable legar un buen nombre ante el recuerdo de sus seres queridos. Pero dejar un buen nombre en la "memoria" de su Dios es un bien supremo.

Como enseñaron los maestros de todos los tiempos, después que los justos mueren, el buen nombre que han forjado viaja junto a ellos para ser depositado a la diestra del Supremo; ya que el prestigio de los días de la vida va por delante de todos los que fueron santos.



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Extraido de Temakel

2 comentarios:

Tarot del Destino dijo...

Muy bueno el post sobre el destino del hombre y la mistica lunar. Muy interesante y completo

El Inquilino de Atrás dijo...

Gracias.