lunes, 8 de marzo de 2010

TRES POEMAS por JULES SUPERVIELLE


UN POETA


Yo no voy siempre solo al fondo de mi mismo
Sino que a veces llevo a otros seres conmigo.
Los que hayan entrado en mis frías cavernas,
¿Están seguros de salir aunque sólo un momento?
Yo acumulo en mi noche, como un barco que se hunde,
Sin distingo, el pasaje y la tripulación,
Y dejo a los ojos sin luz, y en los camarotes
Hago amistad con quienes gustan de lo profundo.





LOS CABALLOS DEL TIEMPO


Cuando los caballos del tiempo se paran a mi puerta,

siempre dudo un poco si mirarlos beber,

porque es con mi sangre con la que apagan su sed.

Me lanzan a la cara un gesto agradecido

mientras sus largos sorbos me hacen débil

y me dejan tan cansado, tan solo y abatido

que una noche pasajera invade mis párpados

y me hace de repente reponer mis fuerzas

para que, cuando vuelva sediento el carruaje,

yo esté vivo todavía y les sacie la sed.





NO TOQUES EL HOMBRO DEL CABALLERO QUE PASA


No toques el hombro
del caballero que pasa
se daría vuelta
y sería la noche,
una noche sin estrellas,
sin curva y sin nubes.

¿Entonces qué sería de
todo eso que compone el cielo,
la luna y su pasaje
y el ruido del sol?

Tendrías que esperar
que un segundo caballero
tan poderoso como el otro
consintiera en pasar.

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